Capitulo 1
Me
toque la rasta. Lo hice inconscientemente, pero cuando me di cuenta de lo que
estaba haciendo, una ola de recuerdos me invadió.
Todo lo
que había pasado el año anterior. África y los niños. Pero sobretodo él. Todo
lo que había vivido junto a él, aquel año.
Le
echaba tanto de menos. Era tan importante para mí.
Pero
ahora todo había cambiado, iba camino de Londres conduciendo mi viejo y querido
Ford Fiesta lleno hasta los topes de maletas y recuerdos.
La universidad
empezaría en unas semanas y aun tenía que instalarme y hacerme un poco con la
ciudad.
Me quedaban
aun unas horas de camino, el viaje era largo pero tenia mil recuerdos que
añorar así que deje que mi mente divagara en el pasado: En como llegue asustada
y nerviosa aquel primer día al aeropuerto y allí estaba él con su gran sonrisa
y su pelo rizado y rubio, la piel curtida por el sol y un lunar en la mejilla.
Tom me
dijo que se llamaba y enseguida, cuando oí su voz me relaje. El viaje hasta Adís Abeba, la capital de Ethiopia, se me
hizo corto hablando con él. Este era el segundo año que hacia el voluntariado
en África, aunque era en un pueblo distinto, no quería encariñarse demasiado, me
dijo.
Para mí
era mi primer y único año de momento. Había convencido a mi madre de que me
dejara aplazar la carrea un año para poder hacerlo y gracias a mis buenas notas
lo había conseguido. Y fue un año increíble, me sentí más útil que nunca. Gané
experiencia en la vida e independencia, lo conocí a él y perdí timidez, aunque
no toda. Mi infancia me había marcado mucho como para cambiar radicalmente.
Pero todo
eso ya había pasado ahora me enfrentaba a un nuevo reto, la universidad. Otra
vez rodeada de gente en una clase. Solo de pensarlo me puse más nerviosa aun.
Un año alejada de la civilización con solo un par de compañeros y un pueblo de
personas maravillosas me había hecho olvidarme casi por completo de lo que era
tener diecinueve años e ir a clase, relacionarse y esas cosas, que nunca se me
habían dado bien.
Aun así
me gustaba ponerme retos a mi misma y este sin duda era uno. Además el haber
vivido aquella experiencia me hacia querer sacarme la carrea de Ciencias
Políticas aun mas y conseguir cambiar un poquito el mundo en un futuro. Tom
siempre me decía que eso se hacía con actos, no encerrada cuatro años leyendo
libros. En parte tenía razón pero mi madre no hubiera permitido que no
estudiara nada, ‘lo que quieras pero algo más que el bachiller’ me decía
siempre.
Si lo
pensaba este sería otro año sin ella, sin mi padre y sin Mary Jane. Aunque
claro, ahora solo estaría a unas horas de ellos, incluso podría ir por Navidad
o para el décimo cumpleaños de Mary Jane.
Estaba
entrando en Londres. El bullicio y la cantidad de coches y gente me recordó a
mi vuelta de África, de repente estaba en una civilización moderna, con cláxones,
ambulancias, semáforos y personas maleducas. Me costó bastante hacerme a ello. Pero
ya llevaba dos meses de vuelta en Reino Unido, me había vuelto a acostumbrar. Aún
así Londres era demasiado.
No me costó
trabajo encontrar la residencia, no tanto como encontrar aparcamiento, y mucho
menos que aparcar. Había aprobado hacia unas semanas, mi padre pensaba que era
totalmente necesario que tuviera el carnet, lo cual yo veía una tontería siendo
Londres la ciudad del transporte público y además no me gustaba mucho eso de
contaminar, así que no pensaba cogerlo demasiado. Aun así me saque el carnet
por él, lo aprobé a la primera pero lo de aparcar aun me daba bastantes
problemas.
La
residencia estaba bastante cerca de la facultad, por eso era algo cara, además
mi habitación era individual, lo que lo hacía más cara. Pero no era lo mío el
trato con la gente y no quería compartir habitación, así que me busqué un
trabajo tiempo parcial en un catering, solo fines de semana, para poder ayudar
a mis padres a costearme mis estudios.
Allí
estaba, al fin. Con mi maleta en la mano y mi mochila colgada a la espalda. Con
las manos sudorosas por los nervios. Subí los tres escalones que llevaban a la
puerta principal y llame al telefonillo. Me abrieron enseguida y pase a un
recibidor. Nada más que entre tres chicas pasaron corriendo por él, riéndose.
Las tres rubias y bastante monas.
Se
pararon al percatarse de mi presencia, me miraron y rieron. Ya empezamos. Eran
las tres iguales, rubias y de ojos bonitos. Ojos que me examinaban con la
mirada y allí estaba yo con mis vaqueros, mis convers, mi pelo corto y mi
rasta. Me entro la timidez y no me salían las palabras.
- ¿Eres
nueva verdad? – pregunto una
‘No
estoy aquí en la puerta con las maletas porque me da la gana’ pensé. Pero no
dije nada, simplemente
asentí.
- La
recepción esta al final del pasillo – continuo – Espera que te ayudo.
Al
menos era simpática. Se acerco a mí y me
ayudo con la maleta. Las otras dos ni se inmutaron, seguían mirándome con cara
de desconcierto. Quizás su cerebro no daba para más, había conocido a muchas
chicas así.
Llegue
a la recepción donde me encontré con una señora mayor, amable pero con pinta de
estricta. Me explico las reglas… no fumar, nada de chicos, no beber, no robar a
las compañeras, horarios de comidas y blablablá. Yo solo asentía. Después de
preguntarme si tenía alguna duda y mirarme como si creyera que en verdad no
había entendido nada, me llevo a mi habitación.
Pequeña
pero acogedora. Una cama, un armario y un escritorio. Un espejo de pie y una
pequeña mesilla de noche. Todo de madera y combinado con rojos pálidos. Bonita.
Me gustaba. Eso era bueno, viviría en ella al menos un años, seguramente mas,
no creo que encontrase nadie con quien compartir piso.
- ¿Tu
nombre era? – me pregunto la mujer.
- Sara
- ‘Sarita la rarita’ Pensé para mis adentros.
La
mujer se fue y me dejo sola para que pusiera en orden mis cosas, esas fueron
sus palabras. Deshice un poco la maleta pero antes que nada encendí mi
ordenador. Quería revisar mi correo para ver si había alguno de Tom. La última
vez que habíamos hablado, bueno que había contestado uno de mis correos, había
sido hacia tres días atrás. El estaba en Sudamérica. Estaban organizando un
proyecto en Brasil, y apenas podía conectarse.
Tenía
un correo, si, pero no de él. Era del catering, querían que trabajara este fin
de semana. Primero tenía
que ir a un cursillo esta semana, querían que empezara
mañana martes para así estar lista para el fin de semana, les urgía tener
gente, era una fiesta importante.
Pues
nada tendría que aplazar el turismo para más adelante. El dinero me hacía
falta.
No fui
a cenar. No tenía fuerzas para enfrentarme a una oleada de presentaciones y
conversaciones insustanciales sobre de donde soy, que hago y porque tengo una
rasta. Ya mañana en el desayuno lidiaría con ello. Ahora solo quería dormir. Así
que saque mi pijama de la maleta y termine de deshacerla, me dirigí al baño
mientras todos cenaban para lavarme los dientes y me metí en la cama. Era cómoda
y calentita. Con eso me bastaba, era mucho mejor que la que tuve en África, si
es que se le podía llamar cama.
A la
mañana siguiente me entere de que éramos once chicas, conmigo, y que faltaban
cuatro más por llegar. En total quince. Las tres de anoche levaban ya un año en
la residencia, las había nuevas como yo y veteranas para las que este era ya su
cuarto o quinto año.
Me dijeron
que el fin de semana harían una cena de bienvenidas todas juntas. Con suerte yo
estaría trabajando y no tendría que ir. Quizás estaba siendo demasiado ermitaña
ya desde el principio, pero la verdad es que yo había venido a estudiar y tenía
que concentrarme en eso, además la experiencia con grandes grupos de personas
en el pasado no habían sido muy buenas, nunca encajaban y siempre acaban
apartándome o riéndose de mí, así que ya me alejaba yo de antemano, para evitar
futuros daños a mi baja autoestima.
No dije
nada de que quizás no podía ir para que no intentaran cambiar la fecha por mí,
ya avisaría el día antes o así.
Salí de
la residencia una hora antes de la una, que era la hora en la que tenía que
estar en las oficinas del catering, no sabía cuánto tardaría en llegar y era
muy precavida. Demasiado. Llegue con más de veinte minutos de antelación así
que me puse a dar vueltas por el barrio. Nada del otro mundo. Un típico barrio
ingles. Aunque a mí me encantaban ese tipo de casitas de dos plantas con jardín
delantero y moqueta para el suelo. Me recordaba a la casa de mi abuela, lo prefería
antes que un piso de apartamentos como en el que vivían mis padres.
A la
una menos cinco entre en el edificio. Quedaba bien llegar un poco antes de la hora.
Me hicieron sentarme y esperar. Después tuve que rellenar un montón de papeles,
firmar el contrato y dar mi talla de ropa para el uniforme. Aunque ya no tenía
ningún problema con mi peso, me seguía dando vergüenza tener que decir mi
talla, pero era totalmente necesario.
Antes
siempre me daba vergüenza. De por si la gente me miraba como si tuviera un
trastorno alimenticio, pero cuando decía mi talla creo que directamente lo
tomaban como una confirmación a sus sospechas.
Tras
eso me dieron un pequeño curso de cómo utilizar la bandeja como ponerla en
equilibrio o agacharme sin tirarla. Aprendía rápido. Eso les gusto, porque
necesitaban que lo hiciera todo perfecto para el sábado. Me enseñaron también
un poco de cocina.
Y eso
fue todo de momento. Mañana tenía que volver a la misma hora para continuar el
curso y ganar experiencia.
Tenía
toda la tarde para mí. Para hacer lago de turismo por Londres. Mire el reloj.
La mayoría de los museos cerrarían pronto, así que decidí ir Covent Garden y
dar un paseo por el mercadillo, aun estaría abierto.
Tenía
también que llamar a mis padres. Les había prometido que los llamaría hoy,
después de instalarme y todo eso.
Empecé
a pasear por el mercado. Solo miraba. Me gustaba observar, a la gente, como
vestían, como actuaban. Quizás era porque
me había pasado mucho tiempo sola y como me aburría lo miraba todo con
atención, ahora ya era un costumbre, una manía quizás. Salí del mercado y me dirigí
a uno más pequeño que había detrás. No era tan bonito pero era bullicioso y con
un montón de cosas colgadas en los puestos.
Decidí
llamar a mis padres, la llamada llevaría tiempo podía pasear por el mercadillo mientras
hablaba con
ellos.
Primero
hable con mi hermana, era una tradición que empezó cuando estaba en África, fue
ella quien me cogió el teléfono la primera vez que llame y desde entonces tiene
que ser ella la primera en hablar conmigo.
Yo incluso lo prefiero, es más fácil
hablar con tu hermana de nueve años que con tu madre del tirón.
Después
se puso mi padre porque mi madre estaba llamando a mi abuela para decirle que
estaba bien. Me echaba de menos, me dijo. Yo los echaba de menos también, a
pesar del año pasado, había estado dos meses en casa otra vez y me había acostumbrado
a tenerlos cerca de nuevo y ahora otra vez estaba lejos de ellos.
Por
último se puso mi madre y tuve que volver a repetir lo que ya había dicho dos
veces, y encima con más detalles. Lo hice algo aburrida y sin prestar mucha
atención a lo que decía, le echaba más cuenta a lo que tenía a mí alrededor. Un
montón de souvenirs, de camisetas y gorras de imitación. También camisetas con
frases o fotos de famosos.
- ¿Y
cómo van las cosas por Brad…
Empecé
a preguntarle a mi madre una vez terminado mi relato sobre mis últimas
veinticuatro horas, pero una
cara conocida estampada en una camiseta me paro.
-¿¡Sara!?
¿¡Sara estas ahí!?
Sacudí
la cabeza y continúe.
- Si,
mama estoy aquí. ¿Qué cómo van las cosas por Bradford?
¡LECTORA NUMBER 1! O eso creo yo :3. Jo tía, es que no tengo palabras. Me ha ENCANTADO. Con que Bradford ¿eh?, asdfghjkl. Quiero el siguiente ya pero ya. Y eso, que escribas mujer, que me has dejado con la intriga *-*. Ah, y avísame siempre cuando subas, ¿ok? <3
ResponderEliminarAtt: @swagofcurls. :) x
Me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa :D
ResponderEliminarEscribes muy bien, me podrías avisar cuando subas más? Mi twitter es : @1d_lai
Gracias :)
Joder, que bien escribes de verdad, me encantan tus novelas y estoy segura que esta va a ser nhdakdnkjandka :D No puedo esperar al siguiente, sube capitulo pronto!
ResponderEliminarhola espero veas esto .... espero , soy una directioner .... bueno no tan directioner , en fin yo voy a ser una fan fic y como eres super popular y dios quiero que me ayudes a promocionar mi blog es encerio solo tengo trece y deseo con el alma que aguien vea como escribo ...no soy muy prodigiosa pero yo tengo mucho que dar si me ayudas estaria de lujo .... tal vez ni siquiera leas esto pero encerio deseo que me ayudes PD: esoty desesperada PD2:escrbs muy bien eres realmente prodigiosa
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